- Mientras Sheinbaum intenta contener la contradicción, los viajes, los lujos y los silencios de los suyos revelan que la "justa medianía" fue solo eslogan.
El discurso de la Cuarta Transformación sobre la austeridad comienza a sonar hueco, rebasado por los hechos y exhibido por las imágenes. No se trata solo de vacaciones, sino de una élite política que —a 7 años de haber prometido vivir en la “justa medianía”— ha consolidado un estilo de vida que más bien recuerda al de los gobiernos que prometieron sepultar.
Ernesto Madrid
Primero fue el helicóptero privado de Ricardo Monreal. Luego, su cena en el lujoso hotel Rosewood de Madrid. Le siguieron Mario Delgado en Lisboa, Andrés Manuel López Beltrán y Daniel Asaf en Japón, y otros morenistas como Enrique Vázquez en España. El patrón se repite: destinos de alto lujo, gastos opacos y justificaciones vagas.
La presidenta Claudia Sheinbaum, acorralada por las evidencias, intentó este lunes poner orden:
“El poder se ejerce con humildad... cada quien será reconocido por su historia, por su comportamiento”, dijo.
Pero sus palabras contrastan con la burla de los propios protagonistas. José Ramón López Beltrán, hermano de Andy, respondió a las críticas con un simple:
“Es un honor ser hijo de Obrador”.
Cinismo puro.
Del “honor” a la hipocresía
Gerardo Fernández Noroña, aun presidente del Senado, desvió las críticas con una defensa que terminó siendo una revelación:
“¿Nos van a pasar la lista de hoteles donde sí podemos estar?... eso es racismo, clasismo e hipocresía”.
Sin querer, confirmó lo evidente: sí se hospedan en los hoteles más caros, y lo hacen con desparpajo.
Pero lo grave no es el viaje ni el gasto en sí, sino la narrativa que los formó:
Mientras PRI y PAN eran cínicos en su derroche, la 4T prometió ser distinta. La diferencia era moral, se decía. Hoy, esa distancia se evapora en cada compra en Prada, cada noche en el Hotel Okura de Tokio o cada sobremesa en el Pousada de Lisboa.
¿Y por qué no pisan Estados Unidos?
En medio de los escándalos, surge una pregunta que no se quiere responder en Palacio:
¿Por qué ninguno de los protagonistas de estos lujos elige viajar a Estados Unidos?
No es paranoia. La incomodidad de los altos mandos de la 4T con el país vecino es más que notoria. Desde hace meses, medios y agencias estadounidenses han alertado sobre la relación de ciertos funcionarios y operadores políticos de Morena con estructuras criminales. Aunque Sheinbaum insiste en que no hay petición formal de Washington para entregar a nadie, la realidad es otra: hay señalamientos crecientes, investigaciones abiertas y funcionarios que ya evitan cualquier escala en aeropuertos estadounidenses.
La preferencia por Europa o Asia es estratégica: lejos de las aduanas incómodas, sin el riesgo de ser interceptados por autoridades que no les deben lealtades.
De militantes a millonarios: el ascenso exprés
El caso más simbólico es el de Mario Delgado. Fotografiado en uno de los restaurantes más exclusivos de Lisboa, el hoy secretario de Educación pasó —en poco más de una década— de candidato austero a funcionario con estilo de millonario. Cuando fue cuestionado por la prensa, solo dijo:
“Sí, efectivamente salí unos días con mis propios recursos…”.
Lo mismo Andy López Beltrán: captado saliendo de tiendas de lujo y hoteles de cinco estrellas, siempre acompañado, intentando ocultarse con lentes oscuros. El hijo del creador de la 4T parece haber heredado más que el apellido: también la inmunidad política.
¿Y la presidenta?
Sheinbaum, hasta ahora, ha preferido deslindarse sin castigar. Habla de principios, de humildad, de responsabilidad. Pero no hay sanción, ni siquiera política. Apenas un llamado débil, como si el poder se le fuera entre los dedos. Mientras tanto, los suyos siguen viajando, gastando y acumulando.
No se sabe si resistirá una tercera llamada de atención a Monreal. Lo que sí se sabe es que, al ritmo que van las cosas, lo único que se está transformando… son las cuentas bancarias de los de siempre.
@JErnestoMadrid
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