- La propuesta arancelaria de Marcelo Ebrard se discute en plena caída de producción, exportaciones y confianza del sector automotriz. Mientras Economía promete blindaje ante Asia, el Congreso avanza hacia una reforma que amenaza con encarecer insumos clave justo cuando las armadoras reportan su peor dinamismo en dos años.
La semana inicia con la Cámara de Diputados lista para votar la reforma arancelaria impulsada por el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, una medida diseñada —según él— para contener la “competencia desleal” de productos asiáticos, especialmente los provenientes de China. Sin embargo, la discusión estalla en un momento incómodo: los números más recientes de la industria automotriz exhiben una realidad que contradice el discurso oficial.
Ernesto Madrid
La iniciativa pretende modificar 1,463 fracciones arancelarias a partir de 2026, un ajuste masivo que impactaría directamente a los insumos provenientes de Asia, justo la región de donde dependen buena parte de las cadenas de suministro automotrices. Aunque algunos incrementos se suavizarían respecto a la propuesta original, los analistas advierten que aún podría existir presión inflacionaria —inicialmente proyectada en 22 puntos base—, aunque con riesgos “a la baja” si el dictamen final se modera.
Pero mientras en los discursos el plan se vende como una estrategia para fortalecer la producción interna, los datos pintan otro paisaje.
En noviembre, la producción de vehículos ligeros cayó 8.4% anual, acumulando un retroceso de 1.4% en lo que va de enero a noviembre de 2025 respecto al mismo periodo de 2024. Las exportaciones tampoco escapan a la tendencia: disminuyeron 3.4% en noviembre y presentan un retroceso acumulado de 1.6% en el año de acuerdo con los datos del Inegi dados a conocer este lunes.
Mientras tanto, las ventas internas apenas repuntan 0.3%, con un avance acumulado mínimo de 1.0%. El mercado doméstico crece, sí, pero a un ritmo que difícilmente compensa el freno internacional.
Todo ocurre en un contexto donde las armadoras siguen enfrentando problemas de suministro, tensiones comerciales globales y un dinamismo mundial debilitado. Precisamente las condiciones que vuelven más riesgoso encarecer los insumos que México no produce.
Ebrard afirma que los nuevos aranceles protegerán a la industria nacional y evitarán prácticas abusivas de importación. Pero la contradicción es evidente: el sector automotriz ya muestra señales de fragilidad, y cargarle costos adicionales parece una ruta poco compatible con la reactivación que el gobierno dice buscar.
De acuerdo con un análisis de Banamex reconoce que, la reforma —una vez aprobada— será necesario recalcular la inflación prevista para 2026. En otras palabras: el Ejecutivo parece no tener certeza del impacto real.
Mientras tanto, los indicadores laborales agregan una nota discordante: aunque el empleo formal creció 0.8% mensual en noviembre y 0.9% anual, el avance anual acumulado es apenas de 0.5%, muy por debajo del 2.1% registrado en 2024. El salario real también se modera, pasando de 3.7% a 3.2% anual.
Y por si faltara una señal de alarma, la confianza del consumidor se desplomó a 44.2 puntos en noviembre, cayendo 1.6 puntos en un mes y mostrando retrocesos en todos sus componentes.
A pesar de los datos, la Cámara de Diputados planea aprobar la reforma esta misma semana. La discusión avanza más rápido que la producción automotriz, que apenas creció 0.2% mensual con cifras desestacionalizadas, aún lejos de compensar la caída previa de 1.8%.
La paradoja se hace evidente: el gobierno busca endurecer aranceles para proteger la industria, justo cuando las cifras confirman que lo que necesita no es una barrera de precios, sino certidumbre en cadenas de suministro, condiciones logísticas estables y un entorno internacional menos hostil.
Mientras Economía insiste en un relato de fortalecimiento interno, la industria más emblemática del país muestra señales de agotamiento. La reforma arancelaria, presentada como un escudo, podría convertirse —si no se ajusta con precisión— en una carga adicional para un sector que ya batalla para mantener el ritmo.
La narrativa oficial promete blindaje; los números muestran fragilidad. Entre ambos, la decisión del Congreso definirá si México entra a 2026 con una política industrial coherente… o con una estrategia arancelaria que golpea justo donde duele.
@JErnestoMadrid
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.