Las señales de enfriamiento de la economía mexicana ya no son advertencias aisladas: son una tendencia consolidada. Los últimos datos de actividad económica, inversión y producción industrial apuntan hacia un escenario de estancamiento prolongado, donde la expectativa de crecimiento real para 2025 podría ser, en el mejor de los casos, de cero por ciento, según el más reciente análisis de Banamex.
Ernesto Madrid
Crecimiento a cuentagotas… o en retroceso
El modelo de "nowcasting" del INEGI prevé una caída mensual de 0.3% en el IGAE para abril, que contrasta con la estimación de Banamex, que espera un ligero avance de 0.3% tras la caída de 0.4% registrada en marzo. Incluso si el indicador logra una leve recuperación en mayo —con una proyección de 0.1% mensual según el IOAE— el comportamiento trimestral es de estancamiento, con riesgos de retroceso si la tendencia industrial y de servicios no se revierte.
En el detalle, los pronósticos no son alentadores. Para abril, la producción industrial apenas crecería 0.1%, mientras que el sector servicios —el mayor generador de empleo formal— sufriría una contracción de -0.2%. Para mayo, el INEGI espera mejoras marginales de apenas 0.1% tanto en industria como en servicios, cifras que evidencian un ritmo insuficiente para impulsar la economía nacional.
Los frenos del estancamiento
El deterioro no es fortuito ni transitorio. El propio Banamex advierte que la economía enfrenta varios lastres simultáneos:
- Altas tasas de interés real que inhiben la inversión privada y el consumo.
- Ajuste fiscal que ha recortado la inversión pública a niveles históricamente bajos.
- Incertidumbre interna generada por reformas estructurales mal planteadas —como la reforma judicial— que afectan la percepción de seguridad jurídica y confianza empresarial.
- Riesgos externos, sobre todo la política comercial de Estados Unidos, que amenaza con nuevas tensiones arancelarias.
Además, la pérdida de dinamismo en el mercado laboral, combinada con la caída de las remesas familiares —otra fuente de ingreso clave para millones de hogares— debilita el consumo privado, lo que explica la contracción de los servicios.
La economía mexicana: atrapada entre la política y la falta de inversión
Mientras el gobierno celebra avances formales en sus proyectos políticos —como la cuestionada elección judicial—, los números de la economía cuentan otra historia: el ciclo expansivo se agotó, la inversión pública se desplomó y la privada se estancó, arrastrando consigo el empleo, el consumo y la producción.
El modelo de México, ¿cómo vamos? ya colocó la inversión en amarillo. El IGAE confirma el estancamiento productivo. La confianza empresarial se deteriora, como muestran las encuestas del sector privado. Y la previsión de Banamex para el PIB de 2025 es contundente: crecimiento cero.
La economía mexicana no está en recesión formal —aún—, pero se mueve peligrosamente en los márgenes de una contracción técnica. Sin un cambio en las señales internas —certeza jurídica, estímulos a la inversión, control de la narrativa política sobre las instituciones—, el país podría perder otro año de avance económico. Y con ello, diluir las metas del llamado Plan México, que prometía convertir al país en una de las 10 economías más grandes del mundo.
Por ahora, ese horizonte parece alejarse más con cada dato publicado.
@JErnestoMadrid
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