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Pemex encuentra su “salvavidas”: Slim, el contratista sin riesgo

  • Mientras la narrativa oficial presume soberanía energética, la petrolera estatal sobrevive gracias a la chequera y paciencia del hombre más rico de México

Carlos Slim acaba de sellar otro capítulo en su romance con Petróleos Mexicanos. Grupo Carso firmó un contrato por mil 991 millones de dólares para perforar 32 pozos en el campo Ixachi, Veracruz, a través de sus filiales GSM Bronco y MX DLTA N RG 1. Un negocio de tres años que Pemex empezará a pagar hasta 2027, como quien firma un pagaré con la fe ciega de que, para entonces, todavía habrá petróleo… y dinero.

Ernesto Madrid

La operación no es menor: Ixachi, considerado el mejor hallazgo terrestre de Pemex en décadas, no implica riesgo exploratorio. Es un negocio casi seguro: reservas probadas, producción garantizada y un contratista que no pierde. En otras palabras, Carso entra a cosechar, no a sembrar.

El contrato se suma a la ya extensa red petrolera de Slim. Ahí está Lakach, con más de 1,200 millones de dólares para revivir un campo de gas en aguas profundas; la compra de PetroBal Operaciones Upstream, con acceso a Ichalkil y Pokoch; y el 49.9% de Talos Energy en México, que le abrió las puertas al yacimiento Zama, uno de los más prometedores del Golfo. Todo esto mientras Pemex aún le debe más de 700 millones de dólares por contratos llave en mano ya ejecutados.

El contraste es brutal: mientras el gobierno insiste en que la petrolera es emblema de soberanía, la realidad muestra a un Pemex con un déficit proyectado de 31 mil millones de dólares y una deuda superior a los 100 mil millones. La otrora gallina de los huevos de oro se ha convertido en el ave de rapiña que devora las finanzas públicas.

Y ahí entra Slim: capital privado, riesgo calculado y cobro asegurado. No es un contratista, es el verdadero socio estratégico de Pemex, aunque en los discursos oficiales se le siga tratando como un “auxiliar temporal”.

Al final, la paradoja se explica sola: Pemex no tiene liquidez, Slim sí. Pemex no puede perforar, Slim puede. Pemex promete soberanía, Slim garantiza el negocio. La empresa productiva del Estado se hunde en deudas, mientras el ingeniero sonríe: el petróleo sigue siendo de los mexicanos… pero la factura, también.

@JErnestoMadrid

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